Las glándulas anales del perro son unas estructuras en forma de bolsa que se localizan a ambos lados del ano. Emiten una secreción durante la defecación que contribuye a la lubricación de las heces y le proporciona al perro un olor propio. Esta es la forma de vaciar las glándulas anales de un perro de manera natural. Pero, en ocasiones, debido a diferentes causas, este líquido no puede salir, provocando molestias de mayor o menor gravedad. En estos casos, se hace necesario acudir al veterinario y drenar las glándulas anales del perro.
En principio, las glándulas anales del perro se vacían durante la defecación o en situaciones de miedo, debido a la contracción del esfínter anal. Entonces, ¿por qué vaciar las glándulas anales de un perro? Porque, a veces, las heces no consiguen presionar estas glándulas, de forma que el líquido se acumula en su interior, causando inflamación y molestias.
Algunos perros tienen propensión a esta acumulación, por lo que el vaciado manual deberá hacerse de forma periódica. El veterinario, en función de las circunstancias particulares de cada perro, nos pautará cada cuánto y nos enseñará cómo drenar las glándulas anales de nuestro perro en casa. A veces esta acumulación llega a causar una infección, un absceso o hasta una fístula.
En esos casos, en los que podemos apreciar la zona hinchada, enrojecida, dolorida, secreción purulenta o muy mal olor, no basta solo con el vaciado en casa. Hay que acudir a la clínica veterinaria para evaluación, diagnóstico y prescripción de los fármacos necesarios.
Si debemos vaciar las glándulas anales de nuestro perro de manera regular, tiene que ser el veterinario quien nos enseñe a hacerlo correctamente. De hecho, siempre es mejor dejar esta tarea en manos de profesionales y, desde luego, es imprescindible acudir a consulta si hay síntomas de infección. En las Clínicas Veterinarias Mivet se encargarán de drenar las glándulas anales del perro y de resolver todas nuestras dudas.
Si finalmente tienes que vaciar las glándulas anales de tu perro en casa, lo primero es buscar un lugar fácil de limpiar y de ventilar, ya que el líquido que va a salir es verdaderamente pestilente. También necesitas guantes desechables.
Comprime la piel que rodea las glándulas entre el pulgar y el índice o introduce un dedo en el conducto anal, manteniendo el pulgar en el exterior. Puedes ayudarte de vaselina o aceite de oliva para lubricar tus dedos.
Palpa la glándula con cuidado. Verás que la glándula es como un pequeño bulto. Están situadas aproximadamente, a modo de reloj, a las cinco y a las siete.
Ten preparado papel para recoger el líquido que salga del ano. Repite el procedimiento con la glándula del otro lado.
Por supuesto, si notas cualquier resistencia, no consigues que salga el líquido, este es purulento o contiene sangre, no sigas apretando y acude al veterinario.