El gato burmés destaca por su pelo sedoso y su mirada penetrante. Esta raza procede de una gata que llegó a Estados Unidos en 1930 desde oriente. Tras una serie de cruces y selecciones, surgieron las características del gato burmés, tal y como lo conocemos hoy día. ¿Quieres saber más sobre esta raza? Entonces, no te pierdas este artículo.
La raza del gato burmés es única debido a su color, la suave textura de su pelo y sus ojos expresivos. Se trata de un felino de tamaño mediano y porte elegante, gracias a su cuerpo compacto, su espalda recta y sus patas proporcionadas. También contribuye su cola recta, de mediana longitud y espesa.
Su cabeza es algo redondeada, alcanzando la máxima anchura entre las orejas. En su cara sobresalen unos ojos grandes, separados y con cierto aspecto “oriental”. El color de éstos es muy especial por ser de tonos amarillos brillantes. Sobre ellos, aparecen unas orejas de tamaño medio, bien erectas y en vertical.
Finalmente, es de destacar el pelaje del gato burmés. Se trata de un pelo corto, muy fino y sedoso con un patrón de coloración muy especial. Su espalda y patas son de color oscuro, que se vuelve más claro a medida que nos acercamos a la parte inferior del cuerpo. Esta gradación también ocurre en cada pelo, desde el exterior hasta las raíces. Sus tonos de color van desde el marrón hasta el crema, pasando por chocolate, azul, rojo y lila.
El carácter del gato burmés es extremadamente dulce y sociable. A este felino le encanta la compañía de su familia, sobre todo sus caricias. Es muy cariñoso y no le gusta nada estar solo. Por ello, es el compañero ideal para personas que pasan mucho tiempo en casa.
Además de afectuosa, la raza de gato burmés es muy juguetona. Disfruta con todo tipo de juegos, sobre todo aquellos que implican a los humanos. Es un gato especialmente tolerante con los niños y lleva bastante bien sus travesuras.
Los cuidados del gato burmés no son muy diferentes a los de otras razas. Son felinos bastante activos, por lo que necesitan mantenerse entretenidos. Para ello, son fundamentales los juguetes estimulantes, los rascadores, las rampas y las cajas de cartón.
Además, debido a la endogamia que ha sufrido la raza, los burmés tienen tendencia a sufrir ciertas enfermedades, como la diabetes. Por este motivo, es muy importante que tengan una alimentación adecuada a su raza, que realicen deporte y que acudan al veterinario para revisar su salud con frecuencia.
Finalmente, si tienes o vas a adoptar un gato burmés, lo primero que debes hacer es llevarlo a un veterinario. Así, podrás conocer su estado de salud, ponerle un microchip, vacunarle y desparasitarle. No dudes en buscar tu clínica veterinaria Mivet más cercana. En ella os atenderán los mejores profesionales veterinarios y podrán darte más información sobre los cuidados de esta raza.
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