La leucemia felina es una grave enfermedad vírica que el gato puede contraer por el contacto directo y continuado con secreciones de un animal infectado, por mordiscos o, los gatitos, a través de su madre durante la gestación y la lactancia. Esta enfermedad repercute en todo el organismo, lo que hace que el gato desarrolle diversos síntomas, entre los que destaca el cáncer, que puede afectar a la médula ósea o a los órganos. No tiene tratamiento y, por tanto, el pronóstico es malo. Los gatos fallecen, como mucho, en unos años. Por suerte, contamos con una vacuna contra la leucemia felina que previene la infección persistente y el desarrollo de la enfermedad.
La vacuna contra la leucemia consta de varias dosis. La primera puede administrarse a las 12 semanas de vida del gatito. Como esta única dosis no consigue generar el nivel de protección que se busca, se requiere revacunar a las 16 semanas. Además, es necesaria una tercera dosis que hay poner antes del año, idealmente entre las 24-26 semanas.
Es importante tener en cuenta que antes de usar la vacuna de la leucemia en gatos hay que testarlos. Tomando una pequeña muestra de sangre, en la propia clínica y mediante un test rápido, puede saberse, en cuestión de minutos, si el gato es negativo o positivo a la enfermedad. Solo se vacunan los gatos negativos. En los positivos vacunar no tendría ningún beneficio.
La primovacunación, es decir, las dosis iniciales de la vacuna contra la leucemia, no garantizan protección de por vida. Por eso se hace necesario revacunar. La duración de la vacuna de la leucemia en gatos oscila entre 2-3 años y, además, se recomendará revacunar o no en función del riesgo que corra el gato de contraer leucemia, según sus condiciones de vida. Los profesionales de las Clínicas Veterinarias Mivet te dirán en qué situación se encuentra tu gato y te pautarán el calendario de vacunaciones más adecuado para él.
La efectividad de la vacuna contra la leucemia no es del 100 %, pero reduce las posibilidades de infección y de aparición de los síntomas de la enfermedad.
En general, las vacunas son fármacos seguros que, por lo tanto, no suelen causar efectos secundarios. En algunos casos podría notarse al gato decaído, con fiebre, apatía o alguna alteración a nivel digestivo. Es leve y remite espontáneamente. También puede aparecer reacción en el punto de inoculación de la vacuna, que se manifiesta con hinchazón, edema o un nódulo. Es habitual que desaparezca en unas semanas. Algunos gatos pueden desarrollar sarcoma asociado al punto de inyección. Solo en casos muy raros podría aparecer una reacción alérgica de gravedad. Se trata de una urgencia que requiere asistencia inmediata.
Los precios de esta vacuna pueden oscilar según la clínica a la que acudamos, ya que, aunque el respectivo colegio de veterinarios recomienda unas tarifas para todas las actuaciones clínicas, cada veterinario tiene la facultad de adaptarlos. En cualquier caso, podemos hablar de unos 25 euros.