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Artrosis en perros: síntomas, tratamientos y causas

Publicado el 24/11/2025

Artrosis en perros: síntomas, tratamientos y causas

La artrosis en perros es una enfermedad articular crónica que afecta a perros de todas las edades, especialmente mayores o con sobrepeso. Se produce cuando el cartílago que protege las articulaciones se desgasta, generando dolor, rigidez y pérdida de movilidad. Los primeros síntomas pueden pasar desapercibidos: cojera tras el descanso, menor interés por jugar o dificultad para levantarse.

En este artículo te explicamos qué es la artrosis canina, cómo detectarla a tiempo, cuáles son sus causas, síntomas más comunes, tratamientos recomendados y qué puedes hacer para mejorar la calidad de vida de tu perro.

¿Qué es la artrosis en perros?

La artrosis es una alteración degenerativa de evolución lenta que deteriora progresivamente el cartílago de las articulaciones. Con el paso del tiempo, este tejido pierde su capacidad de amortiguar el movimiento, lo que provoca que los huesos rocen entre sí, generando dolor, inflamación, rigidez y una reducción notable de la movilidad.

En perros adultos, el cartílago está compuesto en un 70% por agua y depende del líquido sinovial para recibir nutrientes como glucosa, oxígeno y aminoácidos. Este líquido también actúa como lubricante natural. El volumen de este líquido se regula por el movimiento y la presión sobre la articulación.

La artrosis también puede aparecer en animales jóvenes como consecuencia de traumatismos, alteraciones del desarrollo óseo o problemas articulares congénitos, como la displasia.

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Tipos de artrosis en perros

El origen de la artrosis canina puede ser muy diverso y depender de múltiples factores como enfermedades articulares o fracturas. De hecho, diferenciamos dos tipos de artrosis en perros según sus causas:

  • Artrosis canina primaria: se produce una degeneración del cartílago como consecuencia del desgaste propio de la edad. Es la artrosis típica de los perros adultos y se manifiesta en varias articulaciones.
  • Artrosis canina secundaria: aparece a cualquier edad en una sola articulación. Puede deberse a traumatismos, genética, malformaciones, obesidad, otras patologías articulares o ciertas enfermedades.

Causas y factores de artrosis en perros

Entre las causas de la artrosis en perros destaca la edad avanzada, ya que es más frecuente en perros mayores. A medida que la mascota cumple años, el cartílago sufre un desgaste natural, lo que conlleva a la disminución de la producción de líquido sinovial contribuyendo al desarrollo de la enfermedad. Dicho líquido aporta nutrientes al cartílago y el ligamento.

La displasia de cadera, displasia de codo o rotura del ligamento cruzado constituye una de las principales causas que derivan en artrosis en los perros de razas grandes. Estas alteraciones congénitas provocan una desalineación en las articulaciones, lo que incrementa la tensión sobre el cartílago y acelera su deterioro prematuro.

Cuando el cartílago se desgasta completamente, el hueso queda expuesto, lo que genera dolor intenso. En respuesta, el cuerpo puede producir más hueso alrededor de la articulación para limitar su movimiento y reducir el dolor (formación de osteofitos). Este proceso también puede causar desequilibrios musculares y sobrecargar otras articulaciones, provocando molestias adicionales.

¿A qué edad puede aparecer la artrosis en perros?

La artrosis en perros puede manifestarse a partir de los 6 años, especialmente en razas grandes y mayores. Asimismo, algunas razas de patas cortas y cuerpos robustos, como los bulldogs o los dachshunds, presentan una predisposición genética a desarrollarla debido a su estructura anatómica.

artrosis en perros

¿Qué síntomas tiene un perro con artrosis?

Los principales síntomas de un perro con artrosis son la cojera y la rigidez de una o varias patas en distintos grados, la disminución de la actividad física por desgana y reticencia a la rutina de ejercicios, cambios en la marcha, limitación del movimiento, rigidez general y alteraciones de comportamiento debido al dolor y la intensidad.

Los síntomas de artrosis canina son diferentes en cada perro, ya que dependen de las articulaciones afectadas y la evolución de la enfermedad. Los primeros signos son visibles cuando el perro se levanta tras una posición de reposo. A menudo, la cojera se aprecia mejor tras el ejercicio físico o actividades de alta intensidad.

También puede observarse fatiga, inquietud, lamido excesivo de las articulaciones doloridas y una mayor sensibilidad o dolor a la palpación. Otros posibles síntomas que se muestran con frecuencia son cambios en la marcha, como correr con los pies traseros juntos; o incapacidad para saltar.

Estos síntomas empeoran o son más visibles en ambientes fríos y húmedos, durante el ejercicio intenso o si el perro lleva una alimentación inadecuada. Es por eso que, es importante llevar una correcta alimentación para perros con el objetivo de reducir el riesgo de lesiones. También pueden ser indicativos de otras enfermedades, por lo que es fundamental realizar un buen diagnóstico.

¿Cómo detectar la artrosis en perros?

Para detectar esta enfermedad es fundamental atender a los primeros síntomas. A veces, una radiografía, resonancia o tac de la articulación de cadera y codos en perros jóvenes demuestran la presencia de artrosis en ejemplares que no manifiestan signo alguno de problemas articulares.

Además de observar cambios en la movilidad y el comportamiento, el diagnóstico debe incluir una evaluación física completa por parte del veterinario, quien valorará la respuesta al dolor, la rigidez y el rango de movimiento de cada articulación. También puede detectar atrofia muscular en las extremidades afectadas.

En fases tempranas, los síntomas pueden confundirse con la edad o el cansancio, por lo que es clave no subestimar señales como la dificultad al levantarse o la resistencia a subir escaleras. Un diagnóstico precoz permite iniciar tratamientos conservadores antes de que el daño articular sea irreversible.

¿Cuál es la esperanza de vida de un perro con artrosis?

La artrosis en perros ancianos es una enfermedad crónica y progresiva que continúa agravándose con el tiempo. Sin embargo, con un tratamiento adecuado, podemos ralentizar su progresión y conseguir una calidad de vida aceptable para el animal.

Pero ¿cuánto vive un perro con artrosis? Aunque afecta notablemente a su bienestar, esta enfermedad no es mortal. La esperanza de vida de un perro con artrosis puede ser tan larga como la de un perro sano. Bajo tratamiento, lo normal es que el perro con artrosis cumpla todos los años que le quedaban de vida. Aunque a partir de los siete años la artrosis suele ser peor.

¿Cómo se realiza el diagnóstico de la artrosis en perros?

Para diagnosticar la artrosis en perros, debemos tener en cuenta la historia clínica del animal, su edad, episodios de obesidad, alimentación, etc. Después, pasaremos a realizar un examen físico completo donde el veterinario evaluará la movilidad y el rango de movimiento de las articulaciones, buscando signos de dolor, inflamación o rigidez. También se hará una palpación de las articulaciones para valorar su respuesta al dolor, la presencia de bultos o engrosamientos y la atrofia en la musculatura.

Finalmente, suele realizarse un diagnóstico por imagen. La mejor opción es hacer una radiografía, que proporciona información sobre cambios en la estructura ósea. Con la radiografía se podrá observar si existen cambios en las articulaciones, como la pérdida de cartílago, la formación de espolones óseos y la estrechez de los espacios articulares.

Si es posible, se realiza una tomografía computarizada para observar cambios óseos más complejos. Además, es recomendable utilizar otras estrategias de diagnóstico para evaluar los tejidos blandos, como la resonancia magnética.

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Tratamiento para la artrosis en perros

Si ya tienes el diagnóstico, seguro que te preguntas cómo tratar la artrosis en perros para reducir el dolor y mejorar la función de las articulaciones. A día de hoy, no existe una cura para esta enfermedad, por lo que el tratamiento consiste en reducir los síntomas y retrasar el progreso de la enfermedad.

Evitar el sobrepeso

La obesidad somete a las articulaciones a un esfuerzo adicional y aumenta el proceso de inflamación. Por ello, el mejor tratamiento para la artrosis canina es alcanzar un peso ideal mediante la alimentación y el ejercicio.

Ejercicio regular de baja intensidad

Limitar el ejercicio intenso, sustituyéndolo por paseos frecuentes y tranquilos que refuercen sus músculos sin lastimar las articulaciones. También es bueno que se mantenga activo en casa, y que evite caminar sobre superficies duras.

Evita juegos bruscos con otros perros, correr al lado de bicicletas o lanzamientos de pelotas. Los paseos deben hacerse todos los días con la misma intensidad, en superficies blandas y evitando suelos deslizantes. En casa, usar alfombras puede prevenir resbalones.

Alimentación terapéutica

Implantar una dieta equilibrada y adecuada para su edad, con los nutrientes necesarios para reforzar sus articulaciones y conseguir una condición corporal ideal. A menudo, se incluyen suplementos como el sulfato de glucosamina, el sulfato de condroitina o ácidos grasos omega 3.

Rehabilitación

El veterinario puede recomendarte una serie de ejercicios terapéuticos para aumentar la masa muscular, mejorar la movilidad y aumentar la tolerancia al ejercicio.

También se pueden aplicar masajes terapéuticos, que mejoran la circulación, reducen la tensión muscular y alivian el dolor. Estiramientos suaves tras el calentamiento contribuyen a mejorar la elasticidad y reducir la rigidez. Otra técnica útil es el ejercicio acuático (natación o cinta sumergida), que refuerza la musculatura sin impacto articular y puede ser muy beneficioso para perros con sobrepeso o dolor significativo.

Control del dolor

Para aliviar al animal, se suelen recetar antiinflamatorios no esteroideos, como el carprofeno, el meloxicam o el firocoxib y/o anticuerpos monoclonales, plasma rico en plaquetas o celulas madres autologas. También se debe valorar la administración de analgésicos, como el paracetamol.

Cirugía

Existen tratamientos quirúrgicos que permiten retrasar el progreso de la enfermedad, como por ejemplo  la escisión de la cabeza y el cuello femorales (FHNE) o la artrodesis. También es posible reemplazar completamente la articulación, aunque no suele hacerse en perros mayores para evitar complicaciones.

El tratamiento de la artrosis en perros depende de cada animal, las causas de su enfermedad y la evolución de la patología. Por ello, nunca debemos medicar sin la supervisión de un veterinario.

Para saber cómo ayudar a un perro con artrosis, busca tu clínica MiVet más próxima, donde te recomendaremos un tratamiento personalizado para que tu mejor amigo consiga una vida plena.

Preguntas frecuentes sobre la artrosis en perros

La artrosis genera muchas dudas entre cuidadores y familias, especialmente cuando se trata de reconocer los síntomas o saber cómo actuar en casa. A continuación, resolvemos algunas de las consultas más habituales sobre esta enfermedad degenerativa.

¿Cuándo debe visitar al veterinario?

Ante cualquier sospecha de artrosis, como cojera ocasional, dificultad para levantarse, menor actividad o cambios en el comportamiento, es fundamental acudir al veterinario cuanto antes.

Un diagnóstico temprano permite iniciar un tratamiento adecuado que puede frenar el avance de la enfermedad, aliviar el dolor y evitar complicaciones. Incluso si los síntomas son leves o intermitentes, una evaluación profesional puede detectar signos ocultos o fases iniciales de deterioro articular.

¿Qué se le puede dar a un perro cuando tiene artrosis?

Además del tratamiento veterinario, puedes apoyar la salud articular de tu perro mediante una alimentación específica. Se recomienda una dieta rica en proteínas magras (como pollo o pavo), grasas saludables (como el aceite de pescado, fuente de omega-3), frutas y verduras antioxidantes (como arándanos, brócoli o zanahoria), y carbohidratos complejos de fácil digestión (como arroz integral o avena).

También existen piensos formulados para el cuidado articular y suplementos como glucosamina y condroitina, aunque su efectividad es variable y deben ser administrados bajo la supervisión de un veterinario.

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