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Lipidosis hepática en gatos: síntomas y cómo tratarla

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La lipidosis hepática idiopática felina es la enfermedad del hígado más común en los gatos adultos y mayores. También se conoce como síndrome del hígado graso, ya que se debe a la acumulación de grasa en este órgano. 

 

Si quieres conocer a fondo esta patología, sigue leyendo. Describimos las causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento de la lipidosis hepática en gatos.

 

Qué es la lipidosis hepática idiopática felina

 

La lipidosis hepática en gatos es una acumulación excesiva de triglicéridos en las células del hígado, también conocidas como hepatocitos. Como consecuencia, este órgano aumenta mucho de tamaño y comienza a fallar. Debido a la presión, pueden producirse complicaciones tan graves como la colestasis intrahepática.

 

Esta enfermedad puede aparecer en todo tipo de gatos, aunque es más común en aquellos de mediana edad. Se cree que se debe a fallos en las rutas de recepción, síntesis, degradación y secreción de ácidos grasos. Sin embargo, se considera una patología idiopática, es decir, se desconoce su origen exacto y podría tener causas muy diversas.

 

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Causas de lipidosis hepática en gatos

 

Las causas de lipidosis hepática en gatos son poco conocidas. No obstante, sabemos que suele producirse después de una anorexia prolongada. Un gato que se niega a comer durante 2 semanas o más, entra en un balance energético negativo. Esto, sumado a la carencia de nutrientes esenciales, sobre todo ácidos grasos y aminoácidos, podría ser la causa de la enfermedad. 

 

Según el origen de la anorexia, encontramos dos tipos de lipidosis hepática felina:

 

  • Lipidosis primaria: la anorexia ocurre como consecuencia de una disminución en la disponibilidad de la comida, la administración de comida poco palatable o una disminución en la toma de alimentos tras un evento estresante. Su aparición es muy rara.
  • Lipidosis secundaria: la anorexia se debe a una enfermedad, que puede ser diabetes, pancreatitis, enfermedad hepatobiliar inflamatoria, enfermedad gastrointestinal, fallo renal o neoplasia. Es el tipo de lipidosis más común.

 

Además, el síndrome del hígado graso en gatos se ha relacionado con el sedentarismo, la obesidad y una alimentación inadecuada.

 

Síntomas de lipidosis hepática en gatos

 

El síndrome del hígado graso en gatos presenta síntomas poco específicos que pueden confundirse con otras patologías. Estos son algunos de ellos:

 

  • Anorexia (falta de hambre)

  • Pérdida de peso

  • Ictericia (piel y mucosas amarillentos)

  • Náuseas y vómitos

  • Deshidratación

  • Ptialismo (salivación excesiva)

  • Constipado

  • Diarrea

  • Pelo pobre y sin brillo

  • Depresión

  • Cambios de comportamiento

  • Debilidad y letargia

 

Si observas cualquiera de estos síntomas en tu gato, acude rápidamente a una clínica veterinaria para diagnosticar la enfermedad cuanto antes. En tu clínica veterinaria Mivet más cercana encontrarás profesionales especializados que diagnosticarán a tu felino y te recomendarán el mejor tratamiento para recuperar su salud y vitalidad.

 

Diagnóstico de la lipidosis hepática felina

 

El diagnóstico de la lipidosis hepática en gatos comienza revisando la historia clínica del paciente, prestando especial atención a los antecedentes de anorexia y otras enfermedades hepáticas. Después, es necesario revisar su estado físico general y los síntomas asociados a la enfermedad. 

 

Para orientar el diagnóstico, se llevan a cabo análisis de sangre y orina, buscando signos clínicos que nos den una pista. Son diferentes en cada paciente, aunque los más comunes son: 

 

  • Bilirrubina elevada

  • Aumento de alcalina fosfatasa y alanina aminotransferasa

  • Hiper o hipoglucemia

  • Hipoalbulinemia

  • Alteraciones en los electrolitos (hipocalcemia, hipomagnesemia, hipofosfatemia)

  • Aumento del ácido betahidroxibutírico

  • Anemia y leucocitosis

  • Anormalidades en la coagulación

 

Estos signos son comunes en otras enfermedades hepáticas, por lo que debemos ayudarnos de técnicas de imagen y análisis del tejido. En una ecografía abdominal, el hígado aparece agrandado y difusamente hiperecoico. Después, es necesario hacer una citología para confirmar el diagnóstico. No se recomienda realizar biopsias en el hígado, ya que pueden surgir complicaciones graves. 

 

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Cómo tratar la lipidosis hepática en gatos

 

Ya sabemos cómo detectar esta enfermedad, pero ¿se cura la lipidosis hepática en gatos? Con un tratamiento rápido y adecuado, los gatos con lipidosis hepática tienen una tasa de recuperación del 80-85 %. Por tanto, solo un 15-20 % de los felinos con esta enfermedad muere.

 

El tratamiento para la lipidosis hepática en gatos consiste, fundamentalmente, en una dieta terapéutica. Al comienzo, puede ser necesaria una terapia de fluidos para revertir la deshidratación y el desequilibrio de electrolitos. La terapia de elección depende de los signos clínicos del paciente.

 

Adicionalmente, en gatos con síntomas como vómitos o naúseas, pueden administrarse fármacos antieméticos y gastroprotectores, como el metoclopramide o el omeprazol. También se puede valorar el uso de estimulantes del apetito o, incluso, suplementos como la vitamina K, la B12, la L-carnitina o la taurina.

 

Si eres un profesional veterinario y tienes dudas sobre el tratamiento de elección, contacta con nosotros. Las Clínicas Veterinarias Mivet cuentan con tecnología puntera y formación actualizada para todos los profesionales que trabajan en ellas. Únete al equipo de Mivet; gana tiempo para tu formación, consigue tu negocio ideal y garantiza la satisfacción de tus clientes. 

 

Alimentación en gatos con lipidosis hepática

 

Como ya indicamos, el tratamiento principal de esta enfermedad es una alimentación terapéutica. Su objetivo es revertir el balance energético negativo, es decir, asegurar un aporte de energía óptimo al animal. Esta alimentación también sirve para luchar contra la destrucción de tejidos (catabolismo), típica de esta enfermedad.

 

La alimentación para la lipidosis hepática en gatos puede administrarse por vía enteral o parenteral. Siempre que sea posible, lo mejor es elegir la vía enteral utilizando tubos nasoesofágicos o gástricos. Así, ayudaremos al animal a mantener su función intestinal. Solo cuando el gato tiene vómitos, se escoge la vía parenteral utilizando un catéter periférico.

 

La dieta escogida debe ser alta en proteínas (30-40 % de la energía), moderada en lípidos (50 %) y pobre en carbohidratos (20 %). Es necesario calcular el requerimiento energético del animal según su peso y, posteriormente, el volumen diario de comida. Este debe dividirse en 6-8 raciones o administrarse de manera constante para evitar vómitos o náuseas. 

Centros MiVet

Fuentes:

  • Valtolina, C., & Favier, R. P. (2017). Feline hepatic lipidosis. Veterinary Clinics: Small Animal Practice, 47(3), 683-702.

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