Enfermedades cardiovasculares en gatos

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Publicado diciembre 20, 2022

Enfermedades cardiovasculares en gatos

Las enfermedades cardiovasculares son aquellas patologías que afectan al corazón y los vasos sanguíneos de los gatos. Sus consecuencias pueden ser muy graves y afectar a todo el organismo. Por ello, una detección precoz y una rápida administración de tratamiento resultan fundamentales para salvar la vida del felino. En este artículo, te contamos cuáles son las principales enfermedades cardíacas en gatos.

 

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Enfermedad pericárdica

 

Una de las principales enfermedades cardíacas en gatos es la enfermedad pericárdica, que afecta al 6 % de los felinos con patologías cardiovasculares. Se trata de una acumulación de fluido en el pericardio, una especie de membrana que rodea al corazón. Este líquido aumenta progresivamente y comienza a comprimir el corazón, conduciendo a una insuficiencia cardíaca.

 

La enfermedad pericárdica en gatos puede deberse a un defecto congénito, o bien, a la presencia de otra enfermedad del corazón. Lo más habitual es que se deba a un fallo cardíaco congestivo como resultado de una cardiomiopatía, aunque también puede deberse a infecciones, neoplasias u otras causas.

 

Como en la mayor parte de enfermedades cardiovasculares en gatos, aparecen síntomas inespecíficos, como desgana, apatía, anorexia, dificultad para respirar o distensión abdominal. Si se detecta a tiempo, esta enfermedad puede resolverse con un tratamiento adecuado.

 

Cardiomiopatías felinas

 

Conocemos como cardiomiopatías a las enfermedades que afectan al músculo cardíaco o miocardio. Puede tratarse de cardiomiopatías primarias, como las cardiomiopatías hipertrófica, dilatada, restrictiva y arritmiogénica, además de la miocarditis. Entre ellas, la hipertrofia o agrandamiento del corazón es el tipo más común en los gatos.

 

Además, las cardiomiopatías pueden aparecer de manera secundaria a otras condiciones patológicas, como la hipertensión, el hipertiroidismo, la acromegalia o la deficiencia de taurina. Sea cual sea la causa, estas enfermedades pueden producir insuficiencia cardíaca e, incluso, un infarto de miocardio, causando alteraciones en el funcionamiento del corazón.

 

Las cardiomiopatías felinas afectan a gatos de cualquier edad, aunque algunos tipos son más frecuentes en gatos mayores. Podemos detectarlas por síntomas como depresión, reducción de actividad, tos, acumulación de líquido en el abdomen, síncope, etc., aunque dependen del tipo de cardiomiopatía y sus causas.

 

Estos síntomas son comunes en casi todas las enfermedades cardíacas en gatos y suelen aparecer en un estado avanzado de las mismas. Por ello, la detección temprana es fundamental. Si observas estos síntomas en tu gato, llévalo a una clínica veterinaria cuanto antes. Ven a tu clínica Mivet más próxima y obtén un diagnóstico fiable para tu amigo felino, así como el tratamiento más adecuado para su enfermedad.

 

Enfermedad cardíaca congénita

 

Las enfermedades cardíacas en gatos también pueden deberse a defectos congénitos, es decir, tener un origen genético. Estas enfermedades congénitas son deformaciones en el corazón que aparecen desde el nacimiento. Las más frecuentes en los gatos son la estenosis aórtica, la estenosis pulmonar y el ducto arterial persistente.

 

Las patologías congénitas se detectan cuando los gatos son muy pequeños gracias a los murmuros anormales que aparecen en la auscultación. Por ello, es muy importante acudir a una revisión veterinaria en cuanto el cachorro llega a casa o cuando nace una nueva camada. Estas enfermedades pueden conducir a un fallo cardíaco congestivo, por lo que debemos detectarlas cuanto antes para que la vida del gato no peligre.

 

En cuanto a los síntomas, son similares a los del resto de enfermedades cardiovasculares en gatos: inactividad, desgana, asfixia, etc. El tratamiento de elección es una cirugía, siempre que sea posible. Cuando no lo es, el gato debe medicarse de por vida.

 

Hipertensión sistémica

 

La hipertensión sistémica, más conocida como “tensión alta”, es una enfermedad cardiovascular común en los gatos más viejos. Se trata del aumento persistente de la presión sanguínea dentro de las arterias, una patología que, a largo plazo, puede tener consecuencias muy graves. 

 

Si no se detecta a tiempo, la hipertensión puede causar daños en los órganos más vascularizados, como los ojos, el corazón, los riñones e, incluso, el sistema nervioso central. Por ello, es muy importante evitar factores de riesgo, como un estilo de vida sedentario, la obesidad o una alimentación inadecuada.

 

En la mayor parte de los casos, la tensión alta aparece como consecuencia de otras enfermedades, como el hipertiroidismo, el hiperaldosteronismo o ciertas enfermedades del riñón. También puede ser idiopática, es decir, de causa desconocida. Además, su aparición se ha relacionado con la administración de ciertos fármacos.

 

En cuanto al tratamiento, suele consistir en eliminar factores de riesgo, aportar una dieta equilibrada y tomar una serie de medicamentos para tratar tanto la hipertensión como sus causas.

 

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Endocarditis infecciosa

 

La endocarditis infecciosa es una inflamación del endocardio, es decir, del tejido que tapiza el interior del corazón. Se debe a la invasión de este tejido por microorganismos patógenos, normalmente bacterias. La infección suele ocurrir en las valvas: las estructuras que controlan el flujo de sangre hacia las arterias. Allí, los microorganismos producen lesiones erosivas que pueden causar una insuficiencia valvular. 

 

Esta enfermedad cardíaca tiene una baja incidencia en los gatos. Su causa suele ser una infección en otros órganos, como la boca, los pulmones o el tracto urinario. También puede deberse a una intervención quirúrgica, como una limpieza dental. Se considera una patología de importancia debido a su gravedad. Progresa muy rápido y puede causar embolismos, fallo cardíaco congestivo o, incluso, una infección sistémica. 

 

El gato se muestra cansado, come poco, respira mal, sufre tos o desvanecimientos e, incluso, puede mostrar signos neurológicos, como la cojera. El tratamiento consiste en eliminar el microorganismo con antibióticos y tratar los síntomas con otros fármacos. Sin embargo, la recuperación no siempre es posible. Cuando esto ocurre, el animal debe ser eutanasiado.

 

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Fuentes:

  • Fuentes, L., Johnson, L. R., & Dennis, S. (2010). BSAVA Manual of canine and feline cardiorespiratory medicine. British Small Animal Veterinary Association.