El calicivirus felino es una de las enfermedades virales respiratorias más comunes en gatos. Aunque muchos felinos infectados presentan síntomas leves, en determinados casos puede derivar en complicaciones graves. En este artículo descubrirás en qué consiste el calicivirus felino, cómo detectarlo a tiempo y qué medidas aplicar para proteger a tu gato.
¿Qué es el calicivirus felino?
El calicivirus felino (FCV) es un virus de la familia Caliciviridae que afecta principalmente al aparato respiratorio superior de los gatos. Se transmite por vía directa —a través de secreciones nasales, oculares o bucales— o indirecta, mediante objetos y superficies contaminadas (comederos, bebederos, rascadores, etc.).
- Agentes patógenos: Existen múltiples cepas de FCV, algunas más virulentas que otras.
- Reservorio: Los gatos portadores asintomáticos pueden excretar el virus durante meses o incluso de por vida.
- Distribución: El virus se ubica en poblaciones felinas urbanas y refugios, donde la densidad de animales y el contacto directo facilitan su propagación.
¿Qué síntomas tiene el calicivirus felino?
Los signos clínicos pueden variar según la cepa y el estado inmunitario del gato, pero te hablamos de los síntomas más comunes. Conocerlos te ayudará a actuar con rapidez y evitar complicaciones secundarias.
- Síntomas en las vías respiratorias: estornudos frecuentes; secreción nasal y ocular serosa o mucopurulenta; dificultad para respirar y congestión nasal.
- Lesiones orales: úlceras en lengua, encías y paladar; salivación excesiva y halitosis; pérdida de apetito por dolor al masticar.
- Fiebre y decaimiento: temperatura superior a 39,5 °C; letargo y rechazo al juego; deshidratación por anorexia y fiebre.
- Complicaciones articulares: cojera o inflamación de articulaciones (artritis viral); dolor y rigidez al moverse.
- Formas atípicas y graves: existe una variante virulenta sistémica (VS-FCV) que puede provocar neumonía, edema pulmonar y fallo multiorgánico, con elevada mortalidad.
Estos síntomas pueden manifestarse entre 2 y 10 días tras la infección. Aunque cualquier gato puede verse afectado, los casos más graves suelen darse en animales inmunodeprimidos (como en los casos de la leucemia felina) o de edad avanzada, llegando incluso a ser mortales. Por eso es crucial consultar al veterinario ante el primer signo: las complicaciones por infecciones secundarias, deshidratación o desnutrición pueden ser muy graves.
¿Cómo se contagia el calicivirus en gatos?
El calicivirus felino se propaga con facilidad, ya que puede encontrarse en grandes cantidades en las secreciones del animal infectado. Estas son las principales vías de transmisión:
- Contacto directo con un gato enfermo: las secreciones nasales, la saliva o las lágrimas de un felino infectado contienen altos niveles del virus, que puede transmitirse fácilmente a otro gato sano a través del contacto directo. Además, el virus puede sobrevivir en el entorno durante varios días.
- Contacto con objetos contaminados: comederos, mantas, areneros o juguetes utilizados por un gato infectado pueden conservar el virus en su superficie. Si otro gato entra en contacto con estos objetos, existe un alto riesgo de contagio.
- Contacto con gatos portadores asintomáticos: algunos gatos que han superado la infección pueden seguir eliminando el virus sin mostrar síntomas. Estos portadores pueden contagiar a otros felinos, incluso sin signos evidentes de enfermedad.
Aunque es altamente contagioso entre gatos, el calicivirus felino no se transmite a humanos ni a otras especies animales como los perros. Si tu gato presenta síntomas compatibles con esta enfermedad, es esencial acudir cuanto antes al veterinario.
¿Cómo es el diagnóstico en la clínica veterinaria?
Un diagnóstico precoz resulta clave para instaurar un tratamiento sintomático y reducir el contagio a otros gatos del hogar o residencia. Para confirmar la infección por calicivirus, el veterinario suele emplear:
- PCR (reacción en cadena de la polimerasa) sobre muestras de hisopado nasal/oral.
- Cultivo viral en laboratorio especializado.
- Pruebas serológicas para valorar anticuerpos, aunque no distinguen infección activa de exposición previa.
Conviene tener en cuenta que el calicivirus es un virus con alta capacidad de mutación, lo que dificulta su identificación, control y prevención. Esta variabilidad también explica por qué un gato vacunado podría llegar a contagiarse, ya que existen diferentes cepas y formas del virus.
Tratamiento y manejo de la infección
Un manejo integral mejora la recuperación y evita secuelas a largo plazo. No existe un antiviral específico contra el calicivirus felino, por lo que el tratamiento para un gato infectado con calicivirus se centra en aliviar los síntomas y prevenir posibles complicaciones, ayudando así al animal a superar la enfermedad de forma progresiva.
- Hidratación: fluidoterapia subcutánea o intravenosa si es necesario.
- Control de la fiebre y el dolor: AINEs o antipiréticos veterinarios.
- Antibióticos de amplio espectro para prevenir o combatir sobreinfecciones bacterianas secundarias.
- Cuidados nutricionales: dietas blandas, aromatizadas o mediante sondaje nasogástrico en casos con úlceras orales severas.
- Medidas de higiene y aislamiento: desinfección de superficies con virucidas adecuados, lavado de manos y uso de guantes al atender al gato enfermo.
La importancia de la prevención y vacunación
Mantener la salud de tu gato protegido reduce drásticamente la incidencia de la enfermedad. La mejor estrategia frente al calicivirus felino es la prevención:
Vacunación
La vacuna trivalente (calicivirus, herpesvirus felino y panleucopenia) se administra en gatitos desde las 8–9 semanas, con refuerzos anuales. Aunque no evita por completo la infección, reduce significativamente la gravedad de los síntomas y la diseminación del virus. La encontrarás incluida en Mi Plan Gatito, un plan pensado para proteger a los gatos desde sus primeros días de vida.
Medidas de bioseguridad
Es importante limitar el contacto entre gatos de diferentes procedencias. También te recomendamos desinfectar con frecuencia comederos, bebederos y areneros con productos virucidas. Además, debe haber un control de nuevos ingresos en hogares con más de un gato con una cuarentena de 2–3 semanas.
Refuerzo inmunitario
Los suplementos de apoyo inmunológico bajo supervisión veterinaria (ácidos grasos omega-3, nucleótidos, polifenoles…) pueden ser de utilidad. También una dieta de alta calidad y manejo del estrés para mantener las defensas altas.
El calicivirus felino es una enfermedad frecuente que, si bien suele presentar forma leve en la mayoría de gatos, puede complicarse y causar grave malestar. Un diagnóstico rápido, tratamiento adecuado y, sobre todo, una correcta prevención mediante vacunación y buenas prácticas de higiene, son las claves para mantener a tu gato sano y libre de esta infección.
¿Tienes más dudas sobre el calicivirus felino o necesitas asesoramiento para la vacunación de tu gato? ¡Contacta con nuestro equipo de veterinarios en Mivet y te ayudaremos!