La leishmaniosis en perros es una enfermedad parasitaria transmitida por flebotomos. Cada vez se diagnostica con mayor frecuencia, en parte debido al cambio climático, que hace que estos insectos cuenten con condiciones óptimas para su desarrollo en muchos más lugares. Por ello, como cuidadores de perros, es importante que sepamos identificar los síntomas de la leishmania en perros para poder acudir con rapidez al veterinario e iniciar el tratamiento.
¿Cómo saber si mi perro tiene leishmaniasis?
Si vives en una zona de alta presencia de esta enfermedad, has viajado con tu perro a algún territorio de riesgo o detectas signos preocupantes, te preguntarás cómo saber si mi perro tiene leishmania. Aunque algunos perros con leishmanias se mantienen asintomáticos, hay signos que te deben alertar, como son:
- Fiebre
- Aparición de alopecia.
- Heridas en la cara.
- Mal aspecto del manto.
- Hemorragias nasales.
- Heridas que no consiguen cicatrizar.
- Conjuntivitis
- Letargo
- Cojeras
- Dolor en las articulaciones.
- Zonas de piel engrosada.
- Aumento en la eliminación de orina.
- Aumento en la ingesta de agua.
- Adelgazamiento
- Crecimiento exagerado de las uñas.
Pero dado que estos síntomas son, en general, inespecíficos, es decir, pueden aparecer en muchas otras enfermedades, se hace indispensable acudir al veterinario para el diagnóstico. Este profesional es el único que, tras explorar al perro y realizar las pruebas pertinentes, puede llegar a determinar que padece leishmaniasis.
¿La leishmaniasis se transmite a los cachorros?
La transmisión de la leishmaniasis a los cachorros es igual que en los perros adultos, es decir, se contagiarán si los pica un flebotomo que previamente haya contraído las leishmanias. Un cachorro no va a enfermar de leishmaniasis solo por convivir con un perro afectado. Pero, por otra parte, parece que es posible que se dé una transmisión vertical de la enfermedad. Esto quiere decir que una perra enferma de leishmaniasis sí podría contagiar a su descendencia. De ahí la importancia de tratar con regularidad a todos los perros con un producto antiparasitario que los proteja de los flebotomos, además de poner a tratamiento a todos aquellos ejemplares diagnosticados como positivos. Por supuesto, una perra enferma no puede utilizarse para la cría.
Cómo diagnosticar leishmaniasis en perros
Los síntomas de nuestro perro pueden orientar el diagnóstico del veterinario, pero la confirmación debe hacerse a través de diferentes pruebas que tienen por objetivo la identificación y la contabilización de las leishmanias presentes en la sangre. Las clínicas veterinarias pueden disponer de un kit de diagnóstico rápido. Para realizarlo, tan solo se necesita una gota de sangre. Al colocarla sobre el dispositivo del test, este determina si hay anticuerpos contra la leishmaniasis o no en tan solo unos minutos.
En el primer caso, el perro estaría infectado de leishmanias o, al menos, habría entrado en contacto con ellas. Pero este test rápido no funciona en las fases iniciales de la enfermedad ni informa sobre la cantidad de leishmanias presentes o el estado de la infección. Por eso, para obtener información concreta sobre la situación actual del perro, se toman muestras que se remiten a un laboratorio para un estudio pormenorizado, lo que permitirá tomar decisiones a la hora de establecer el tratamiento necesario.
Qué hacer si mi pero tiene leishmania
Cuando se diagnostica a un perro con leishmaniasis, hay que ponerse en manos de los profesionales sanitarios. Los veterinarios de Málaga Este Hospital Veterinario resolverán todas tus dudas y te pautarán el seguimiento y los fármacos más adecuados para el tratamiento de tu perro. Es fundamental que respetes las revisiones que te marquen y que administres la medicación prescrita, siguiendo siempre la posología que te haya indicado el veterinario. Por supuesto, hay que mantener al perro protegido frente a los flebotomos con el antiparasitario más adecuado y ofrecerle una buena calidad de vida.
A día de hoy los tratamientos desarrollados consiguen que los perros enfermos puedan llevar una vida prácticamente normal. El parásito no se elimina pero sí se controla y, para lograrlo, el tratamiento es imprescindible. Mejora la sintomatología y reduce el riesgo de que el perro actúe como reservorio de la enfermedad.
{{cta(‘0707cc60-2911-48ac-bd4d-4191e3895bdc’)}}