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¿Por qué mi gato cojea?

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Los síntomas de cojera en tu gato pueden variar dependiendo de la causa subyacente, pero algunos de los síntomas más comunes incluyen:

  • Dificultad para caminar o poner peso en una de las patas
  • Cambios en el patrón de movimiento, como cojear, saltar o incluso evitar el uso de una pata
  • Hinchazón, calor o dolor en una articulación
  • Lamido excesivo o rascar en una pata
  • Dificultad para subir escaleras o saltar en lugares altos
  • Rigidez o torpeza al levantarse o sentarse
  • Cambios en la actitud o apetito

Si notas alguno de estos síntomas en tu gato, es importante llevarlo al veterinario para determinar la causa subyacente y recibir el tratamiento adecuado. Puede ser causado por problemas articulares como la artrosis, lesiones musculares, problemas neurológicos, problemas inflamatorios y otros problemas de salud relacionados con los huesos y las articulaciones.

¿Cómo prevenir problemas óseos en tu perro?

Durante una visita de exploración por problemas óseos en gatos, el veterinario realizará un examen físico completo del gato y le hará preguntas sobre sus síntomas y su historial médico. También puede realizar pruebas adicionales para evaluar la salud ósea del gato, como:

  • Radiografías: Las radiografías son imágenes de rayos X que pueden mostrar la estructura ósea del gato y detectar problemas como fracturas, artrosis o tumores.
  • Ecografía: La ecografía es una prueba no invasiva que utiliza ondas sonoras para obtener imágenes del interior del cuerpo del gato. Puede utilizarse para evaluar la salud de los huesos y los músculos.
  • Análisis de sangre: Los análisis de sangre pueden evaluar el nivel de calcio y otros nutrientes importantes para la salud ósea.

Una vez que se han realizado las pruebas necesarias, el veterinario podrá determinar el diagnóstico y recomendar un tratamiento adecuado.

El tratamiento de los problemas óseos en gatos depende de la causa y la gravedad de la afección. Algunos tratamientos comunes incluyen:

  • Medicamentos: Los medicamentos pueden utilizarse para controlar el dolor y la inflamación en caso de problemas óseos como la artrosis o las fracturas. Los medicamentos pueden administrarse en forma de tabletas, pomadas o inyecciones.
  • Reposo: En caso de lesiones óseas, es importante que el gato descanse para permitir la curación. Esto puede incluir limitar la actividad física o utilizar una camilla o una silla de ruedas para evitar el peso sobre la articulación afectada.
  • Fisioterapia: La fisioterapia puede ayudar a fortalecer los músculos y mejorar la movilidad en caso de problemas óseos. Esto puede incluir ejercicios específicos o terapias como la electroterapia o la masoterapia.
  • Cirugía: En algunos casos, puede ser necesaria cirugía para corregir problemas óseos, como fracturas o tumores. La cirugía puede incluir el reemplazo de la articulación dañada o la extirpación de un tumor óseo.

Es importante tratar los problemas óseos en gatos de manera oportuna para evitar complicaciones a largo plazo y mejorar la calidad de vida del gato.

 

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